Continuaré hoy con la
sección de reseñas, nuevamente he elegido un libro de literatura infantil. En
este caso, es una novela bastante extensa pero que vale la pena descubrir
palabra por palabra, capítulo por capítulo. Cuando llegamos a la página final,
descubrimos que, lamentablemente, no es como lo anuncia su título: “La historia
interminable”. Hemos llegado a la última parada de nuestro viaje.
El autor de la novela (publicada en 1979) es Michael Ende.
Pese a que la historia se volvió muy conocida (hay una película de los años ’80
que la recrea) no sé si todos lo hayan escuchado nombrar. Fue uno de los
escritores alemanes más destacados de la posguerra. Si quieren interiorizarse
acerca de su vida y obra, aquí les dejo el link de su página oficial (está
disponible únicamente en inglés y alemán, pero quizás pueden ayudarse con el Traductor de Google).
Más allá de que no creo que haya una edad determinada para
leer libros determinados, pienso que la lectura de éste se puede saborear más
intensamente a partir de los diez años. Ojo, esto no significa que un niño de
ocho o nueve (o siete) no pueda deleitarse con él, pero la extensión y la
cantidad de personajes que aparecen quizás lo vuelven un poco complejo para
chicos muy chicos. La lectura compartida puede ser buena idea. En fin, siempre
es mejor intentar y equivocarse que no intentar, también así con los libros.
“La historia interminable” no es un libro “flaco” de esos
que se leen con ligereza. Es un libro más bien “gordito” pero no es pesado
tampoco. Es un libro atrapante, mágico. Un libro que nos invita a viajar por
mundos increíbles. Un libro que nos hace reflexionar acerca del lugar que ocupa
(y el rol que desempeña) la literatura (y la palabra) en nuestra vida.
Todo comienza con Bastián Baltasar Bux, un niño que es
víctima del acoso de sus compañeros de colegio. Se esconde de ellos en una librería,
donde entablará un breve diálogo con el librero. Allí ocurre el suceso que va a
cambiar su vida. Nuestro personaje observa que el dueño del negocio está
leyendo un libro gordo, de tapas color cobre y escrito en dos colores, llamado “La
historia interminable”. ¡Primer sobresalto en nuestra lectura! El personaje
tiene en sus manos el mismo libro que nosotros tenemos ahora mismo en las
nuestras.
Bastián
es un apasionado de los libros y así nos lo hace saber el narrador:
La pasión de Bastián Baltasar Bux eran los libros.
Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con
las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado
del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo
la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la
luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana
hay que levantarse tempranito...
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas
amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adiós a
personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y
admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le
parecería vacía y sin sentido...
Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá
comprender probablemente lo que Bastián hizo entonces.[1]
¿Qué hizo Bastián entonces? Pues nada más y nada menos
que robarle el libro “La historia interminable” al dueño de la librería. Asustado
y excitado, corre hacia la escuela y se esconde en el desván, donde cree que no
van a encontrarlo y podrá leer tranquilo.
A partir de este punto, comienzan a avanzar en paralelo
las historias. Los lectores estamos siendo testigos de dos planos en la
narración: por un lado, la historia de Bastián; por el otro, la historia del
reino de Fantasía. Transcurren separadas durante buena parte de la novela,
hasta que se entrelazan en la mitad exacta del libro. ¡Segundo sobresalto!
Es en ese momento cuando “La historia interminable”
comienza a interpelarnos como lectores. ¿Qué rol ocupamos nosotros en esta
novela? ¿Ocupamos alguno? ¿Existirá el reino de Fantasía, lugar donde habitan
los frutos de nuestra imaginación? ¿Pueden extinguirse nuestros sueños? ¿Somos
conscientes del irrefrenable poder de las palabras y de nuestra preciosa
capacidad de nombrar?
Sería complejo intentar resumir aquí los hechos que se suceden
en el relato. Prefiero dejar que sean ustedes quienes se sumerjan en él y sean
arrastrados por el torrente de palabras que Michael Ende nos obsequia. Que
descubran en él, si no lo descubrieron ya, el enorme poder sanador que tiene la
literatura. La puerta del reino de Fantasía está abierta…¡adelante!
Buena reseña Viole! Has leído Momo o la lucha por el tiempo? No se si ese es el título exacto en castellano.
ResponderBorrarGracias! Sí, lo leí, amo ese libro! Haré una reseña de él más adelante.
BorrarBuena reseña Viole! Has leído Momo o la lucha por el tiempo? No se si ese es el título exacto en castellano.
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