Cuando hablamos de
cuentos tradicionales, nos referimos fundamentalmente a tres colecciones de
relatos que forman parte de la cultura occidental: Perrault, Grimm y Andersen.
Cada una de ellas tiene contextos, orígenes y características diferentes.
Charles Perrault vivió en Francia. Publicó su colección
de cuentos (conocida como “Cuentos de Mamá Oca” por la ilustración que tenía en
su tapa) a fines del siglo XVII. El objetivo de sus relatos era entretener a
los cortesanos que participaban de reuniones en palacio. El público al que
estaban dirigidos no eran los niños, entonces, sino los adultos.
Los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, por su parte, eran prusianos.
Sus “Cuentos de la infancia y del hogar” fueron publicados a principios del
siglo XIX. El objetivo con el que son recopilados estos relatos está sumamente
ligado a un acontecimiento histórico: Prusia había sido invadida por las tropas
napoleónicas y los dos jóvenes Grimm, buscando salvaguardar la identidad de su
pueblo, se lanzan a recoger cuentos de la tradición oral de los pueblos y
darles forma literaria.
En cuanto a la obra de Hans Christian Andersen, escritor
oriundo de Dinamarca, sus cuentos fueron publicados entre mediados y fines del
siglo XIX. Él no recopiló historias de tradición oral, sino que estudió y
descubrió cómo funcionaba el mecanismo de este tipo de cuentos y así creó sus
propios relatos. Es el único autor, entre los nombrados, que escribe su obra
pensando como destinatarios a los niños. Se convierte así en el primer autor de
literatura infantil (vale recordar aquí que el premio equivalente al Nobel de
Literatura, pero otorgado a obras destinadas a niños y jóvenes, lleva su nombre).
Como característica común a estas colecciones, podemos
destacar que las tres fueron escritas en momentos de búsqueda de identidad de
las naciones. Por eso, de algunos cuentos existen dos versiones y, aunque
diferentes, ambas se consideran originales. Como ejemplo de esto, podemos
mencionar a “La bella durmiente”, historia presente tanto en Perrault como en
los hermanos Grimm.
También existen diferencias entre las tres colecciones.
Muchos cuentos de los hermanos Grimm son terriblemente sangrientos, mientras
que lo que caracteriza a Perrault son historias crueles y moralejas burlonas al
final de cada una. Por su parte, los relatos de Andersen son bastante tristes,
tienen una fuerte carga de melancolía.
Actualmente,
existe una gran cantidad de “reversiones/reescrituras” de estos cuentos
tradicionales o, también llamados, “cuentos de hadas”. Las que han cobrado
mayor renombre son las versiones “Disney”, o sea, versiones edulcoradas y
vacías, de los diferentes relatos. Sin embargo, también hay reversiones interesantes,
que ven la historia desde otra perspectiva o le dan un giro hacia la
contemporaneidad o buscan enmarcarla en el contexto socio-cultural de cada
región.
Ahora bien, la pregunta es: ¿debemos dar a conocer a los
niños las versiones originales de estos cuentos tradicionales o debemos
brindarles versiones “aggiornadas” que no contengan ya la dosis de violencia
que contienen los primeros?
Existen muchas respuestas que se han ensayado para este
interrogante. En particular, quisiera explicar aquí por qué SÍ debemos leerles,
contarles o darles a conocer a los chicos las versiones originales de estos
cuentos. Para eso me basaré en algunas ideas que Bruno Bettelheim desarrolla en
su Psicoanálisis de los cuentos de hadas.
En primer lugar, es necesario explicar que los niños no
entienden literalmente lo que ocurre en estos relatos: ellos tienen mayor
capacidad simbólica para comprender los cuentos. En otras palabras, esa
violencia explícita que vemos los adultos, los niños la ven como violencia simbólica,
la interpretan y la asimilan para encontrar respuestas a los sufrimientos o
dramas propios de su vida.
Otra cuestión a tener en cuenta es que los finales
originales (muchas veces censurados) tienen una mayor intensidad y un mayor
simbolismo para el niño. Los chicos necesitan de estas historias que les ayudan
a reflexionar y les otorgan esperanza.
Pensemos en un ejemplo. El niño, en algún momento, tendrá
que separarse de sus padres. Eso es algo que los chicos deben saber y los
cuentos tradicionales se lo muestran (véase como ejemplo “Pulgarcito” o
“Blancanieves”, donde los protagonistas son huérfanos de madre y sufren a causa
de esa pérdida). Pero también les muestran que a esa separación, en principio
traumática, se puede sobrevivir apoyándonos en nuestras habilidades y capacidades.
Para entender la importancia que tienen los cuentos
tradicionales para el niño, debemos corrernos de esa visión acartonada y
simplificada que cree que la infancia es una época idílica llena de alegrías y
felicidad, donde ningún problema ni preocupación se hace presente. Por el
contrario, debemos entender que los niños sufren, se preocupan y tienen
dificultades en su transcurrir cotidiano. Debemos dar crédito a la seriedad de
los conflictos de los chicos y estimular, simultáneamente, su confianza en sí
mismos.
El mensaje que los cuentos de hadas transmiten a los
niños es, justamente, “que la lucha contra las serias dificultades de la vida
es inevitable, es parte intrínseca de la existencia humana; pero si uno no
huye, sino que se enfrenta a las privaciones inesperadas y a menudo injustas,
llega a dominar todos los obstáculos alzándose, al fin, victorioso”[1].
En fin, es preciso decir que para los chicos es necesaria
tanto la tradición como la reversión contemporánea o, en general, la literatura
actual: la tradición para que conozcan nuevas dimensiones y estructuren su
imaginación, canalizando diversos aspectos de su vida; las versiones modernas
para no quedar fuera del mundo que lo rodea. En otras palabras, el niño
necesita el pasado para apoyarse y lo actual para poder ingresar a su realidad
contemporánea.
Los cuentos tradicionales le enseñan al niño (y nos
enseñan a todos) que las cosas de nuestra vida pueden ir bien si peleamos por
ellas. El mundo no es maravilloso ni perfecto: es un mundo problemático que nos
invita a accionar para encontrar alternativas y acercarnos a lo que deseamos
para nuestra vida.
Yo regalé una recopilación de cuentos españoles, de vocabulario difícil, sería interesante leer tu opinión.
ResponderBorrarMe encantó Viole!!!! Me encanta tu Blog!! Escribis muy bien!!! Cuando yo era chica me acuerdo que nunca me quedaba conforme con el " y vivieron felices para Siempre" jajaja y si, ... para mi mente infantil era un poco complejo porque relacionaba la felicidad con la ausencia de problemas... Me gusta mucho lo que compartís!! Algo para pensar... Muy lindo! :)
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