Meses y meses
han pasado desde la última vez que intenté sentarme a escribir un poco. El año
transcurrió entre idas y vueltas, mucho trabajo, mucho aprendizaje…pero casi
nada de ocio. Así que aquí estoy, penúltimo día de 2016, retomando mi
escritura.
Pese a tantas ocupaciones, por
suerte pude mantener la costumbre de leer un rato antes de dormir, todas las
noches. De esa manera, aunque no haya podido escribir, sí pude leer bastante y
variado.
Hoy quisiera compartir con ustedes
una pequeña selección de lo que leí durante este año. No incluí los libros de
los que hice reseñas, para evitar repeticiones. También dejé afuera los ensayos
o libros teóricos. Estos que enumeraré son los cinco libros de ficción que más
huellas dejaron en mí, durante el 2016.
Dice María Teresa Andruetto que “un
buen libro es un libro capaz de quedarse en nosotros, en nuestros corazones,
como se quedan las personas que amamos”[1].
De esa manera realicé esta selección, pensando qué libros obtuvieron un lugar
en mi corazón. Y por eso se los cuento, quizás puedan dejar su huella en
ustedes también. O quizás ya la han dejado.
Decidí ordenarlos alfabéticamente,
porque no me gustaba la idea de proponer un número uno, ya que todos para mí lo
fueron. Aquí van:
1.
Mujercitas,
de L. M. Alcott: este año, por primera vez, leí las casi 800 páginas de la
versión completa de este clásico. De chica, había leído la versión “recortada y
edulcorada”. Obviamente, la original fue la que se ganó un sitio de lujo en mi
biblioteca.
Cada una de las hermanas, con sus
personalidades y pasiones, es cautivante; pero Jo es la que se lleva, a mi
parecer, el lugar de privilegio. Su pasión por la literatura, sus “arrebatos”
de escritura, su afán por ser algo más que una esposa-madre-ama de casa (el
mandato de la época). Todas comparten esta última idea, pero ella es la que
realmente apuesta por eso.
En fin, la lectura de esta novela fue
un fascinante reencuentro con la autora y un redescubrimiento de su obra.
2. La niña, el corazón y la casa, de M. T. Andruetto : este libro cuenta las
peripecias de una familia peculiar. Tina es la niña protagonista, vive en la
ciudad con su padre y su abuela. Visita a su madre todos los domingos en el
pueblo donde ella vive con su hermano. Solo ve a su mamá ese día de la semana,
pero quiere que eso cambie.
Sus deseos, sus miedos, los
interrogantes que el mundo le plantea, la relación con su hermano… La novela
recorre momentos de la infancia de Tina, en un camino que nos hace recuperar
también un poquito de nuestra propia infancia. La escritura de Andruetto,
mágica y cautivante, nos hace vibrar al compás del corazón de esa niña.
3. Los sapos de la memoria, de Graciela Bialet
: en esta novela, Camilo (el
protagonista) intenta reconstruir la historia de sus padres (desaparecidos
durante la última dictadura militar) y su propia historia. Los mayores que lo
rodean le brindan información a cuentagotas y él ata cabos, pregunta, intenta
ordenar las fichas del rompecabezas que es su vida.
Al narrar desde la perspectiva de un
joven de 17 años, tiene esa mirada adolescente plena de rebeldía, espontánea y
un poco cómica, con los sentimientos siempre a flor de piel.
4. La chica pájaro, de Paula Bombara
: la protagonista de esta novela, Mara, guarda un
secreto que la obliga a permanecer trepada a un árbol, escondida, a salvo. Su
secreto es el mismo que el de muchas otras chicas: la violencia ejercida sobre
ella por quien se cree su dueño. Una vida familiar conflictiva de la que quiere
salvarse y salvar a su mamá.
Lo que más me gustó de este libro es
la esperanza que se esconde en la escritura y permanece allí, incluso en los
momentos terribles. La autora no oculta la angustia, la soledad, el infinito
dolor, el miedo; pero, a su vez, nos da (a los lectores y a la protagonista) un
“hilo de Ariadna” al que aferrarnos para poder salir del laberinto.
5.
Cuentos
escritos a máquina, de Gianni Rodari: Gianni Rodari es uno de mis autores
favoritos desde siempre. Este libro contiene 26 cuentos. Cada uno de ellos es
un cóctel de humor, ironía, absurdo, ternura y mucha fantasía. Además,
presentan una visión muy particular del mundo en que vivimos, que siempre nos “refresca”
las ideas.
Cuando tomamos en nuestras manos un
libro de Rodari tenemos que estar dispuestos a deshacernos de los
convencionalismos, dejar de lado los prejuicios y prepararnos para jugar. Estos
“Cuentos escritos a máquina” no son la excepción.
Así
concluye este pequeño balance de lecturas de 2016. Espero que les pique el
bichito de la curiosidad y puedan leer alguno de estos libros.
Quisiera
que ustedes también me cuenten a mí qué leyeron en este año que ya se va: ¿qué
libro los conmovió, los hizo reír, los enamoró, en el 2016? ¿Qué libro se quedó
en ustedes y en sus corazones? Los leo.